Rvdo. Valmore Amarís R.
"Así es, todo lo demás no vale nada cuando se le compara con el infinito valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor.
Por amor a Él, he desechado todo lo demás y lo considero basura a fin de ganar a Cristo" Filipenses 3:8 (NTV)
Mi nombre es Valmore Amarís Rodríguez, y nací en Maracaibo, Edo. Zulia, Venezuela, el 10 de octubre de 1956. El tercero de seis hermano(a)s. Casado desde febrero de 1981 con Talía Josefina Castillo, quien nació el 27 de septiembre de 1961 en La Guaira, hoy Estado Vargas. De nuestra unión hay tres hijos: Talía, Valmore y Boris.
Al poco tiempo de abrazar la fe en el Señor, me persuadí de mi llamado a la labor ministerial e ingresé al hoy extinto Seminario Evangélico Asociado, en la ciudad de Maracay, Edo. Aragua. Ingresé en el año 1976 e hice estudios para la Licenciatura en Teología, mención Teología Sistemática. El trabajo de tésis se llamó “Fundamentos para una Intelección de la Crítica Religiosa Marxista”.
Mis primeros trabajos ministeriales consistieron en la labor pastoral, comenzando los ochentas, en pequeñas congregaciones independientes en aquel entonces (Naguanagua, Edo. Carabobo, y Maracaibo, Edo. Zulia), además de una temporada como Administrador-Promotor de la Revista “La Estrella de la Mañana”, antigua publicación de la Organización Venezolana de Iglesias Cristianas Evangélicas (OVICE), con sede en Maracaibo. Desde 1984 hasta 1988 estuve como pastor en la Iglesia Evangélica Libre de Propatria (Caracas). Con esta organización obtuve una Licencia Ministerial.
Luego de una breve estancia como Editor de Publicaciones ADIEL en Maracay, en 1989 me incorporé a la Iglesia Presbiteriana de Venezuela y al siguiente año recibí el Ministerio Ordenado de la Palabra y los Sacramentos. Desde esa fecha me tocó desarrollar una labor misionera-pastoral en esa ciudad hasta finales de 1998. Para entonces mi esposa Talía ya había obtenido su título universitario como docente y se incorpora a la planta de profesores del Colegio Americano, institución educativa emblemática de la Iglesia Presbiteriana de Venezuela, en la capital del país. A partir del año 2000 élla pasa a ser Directora del plantel, cargo que desempeña desde entonces. Por mi parte, luego de estar a cargo de la Secretaría Ejecutiva del Presbiterio Central por unos cuatro años, en mayo del año 2008 asumí el pastorado de la Iglesia Presbiteriana "El Redentor".
En todo este interín he podido experimentar la dirección, la misericordia, el cuidado del Señor a quien sirvo. Como nos ocurre a casi todos, he sido protagonista de momentos buenos y momentos malos, de éxitos y de fracasos, de reconocimientos y de extrañas incomprensiones. Pero, me hago eco de lo plasmado por palabras del apóstol: "Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito."
En cuanto al sitio web al que han llegado, no se trata de mi persona. Estas páginas digitales representan un modesto esfuerzo por compartir informaciones, reflexiones y afirmaciones en aras de que el reinado de Dios se siga haciendo presente entre nosotros los vivientes de este tiempo. En la selección del conjunto tomo en consideración los siguientes aspectos:
* Hago el esfuerzo para que todas sus secciones resulten de interés y de utilidad a todo público, pero especialmente al no familiarizado con la ciencia teológica.
* Los principios de honestidad intelectual y de integridad de motivos me obligan a ser consecuente con la búsqueda de la verdad venga de donde venga. La realidad histórica es demasiado contundente como para creer, a estas alturas, que exista un individuo o un sector de la humanidad que monopolice el conocimiento verdadero y sus derivaciones. De allí mi ruptura con toda forma de fundamentalismos.
Sí está claro que, después de un más o menos largo peregrinar en la reflexión y la práctica teológica, no encuentro razones objetivas para dudar de la revelación propositiva que entraña ese libro que conocemos como La Biblia. Pero su uso adecuado reclama una humilde, proba y cuidadosa hermenéutica.
* Deseo compartir material que ayude a formar y a informar desde un plano crítico. Eso implica que los contenidos de algunos autores citados o utilizados no necesariamente los suscribo en toda su extensión.
* Hago votos para que cada lectora, cada lector, a partir del cultivo intelectual que se traduce en vivencia fidedigna se identifique con la oración del Señor: "Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos." (Juan 17:25,26 RVR 1960)
¡Gracias por estar ahí!
Soli Deo Gloria